Jane Goodall, Louis Pasteur, Rosalind Franklin o Charles Darwin: hay tantos científicos famosos reconocidos por sus innovadores descubrimientos en biología.
Pero si hay un nombre olvidado, uno de los biólogos más importantes de la historia de esta ciencia, que se le atribuyó hace muy poco el título de "padre de la genética" es el de Gregor Mendel.
Gregor Mendel fue reconocido tardíamente por el genio que era. Siendo un hombre de origen humilde, toda su vida fue una lucha librada bajo una nube de pobreza, fracaso y burla. Aun así, ¡aportó muchísimo al mundo de la ciencia!
¿No es hora de que Gregor Mendel obtenga lo que se merece: ser conocido por sus descubrimientos que siguen vigentes en la actualidad? Superprof te cuenta su historia y su trabajo más importante, las famosas leyes de Mendel.
Johann Mendel: educación contra todo pronóstico
El futuro "padre de la genética" nació en una familia campesina pobre en lo que hoy es República Checa. Johann -el nombre que le dieron sus padres- era el único hijo varón de la familia y un niño con una gran pasión intelectual por las matemáticas y la física.
Su capacidad e interés por las ciencias no pasó desapercibido: el sacerdote del colegio insistió a sus padres de que tuviera una educación de calidad. No fue fácil para su familia, pero Mendel pudo matricularse en la Universidad de Olomouc (República Checa). Fueron momentos difíciles: no había mucho dinero, así que trabajó enseñando a otros estudiantes para sustentar sus gastos básicos, como la comida y el abrigo.

Este período se vio ensombrecido por la expectativa de que se haría cargo de la granja familiar al graduarse, o al menos esos eran los deseos de su padre. La idea de ir a la universidad y continuar estudiando parecía un sueño lejano. Ante tanta negatividad, Mendel enfermaba constantemente, y debió ausentarse de sus clases por largos períodos de tiempo.
Pero el joven Johann jugó a las cartas e intentó cambiar su destino: decidió unirse al monasterio de Altbrünn y convertirse en un novicio de la Orden de San Agustín. Así la Iglesia pagaría por sus estudios y le brindaría seguridad económica. Fue en el monasterio que lo renombraron Gregor.
En el monasterio trabajaba como maestro a tiempo parcial, pero debió dejar el puesto cuando introdujeron un examen para profesores y reprobó la parte oral. Terminó reprobando el examen una segunda vez, lo que le generó gran consternación. Esta situación lo llevó a la Universidad de Viena, donde se benefició de un programa de instrucción científica en el que le enseñaron sobre grandes científicos y filósofos como Aristóteles.
Inicios de sus trabajos sobre genética
Gregor Mendel fue alumno de Johann Karl Nestler, científico especializado en genética y el jefe del Departamento de Historia Natural y Agricultura de la Universidad de Olomouc. Mendel tomó los cursos de Nestler sobre los rasgos hereditarios de animales y plantas, además de estudiar los diferentes experimentos de su profesor.
Poco se sabe sobre cómo se llevaban los dos hombres o incluso si formaron algún tipo de relación. Los registros existentes indican que Mendel fue solo un estudiante entre muchos. Aun así, tenemos que reconocer que hay un vínculo directo entre el trabajo de Nestler y la investigación de Mendel. Tal vez, Mendel se inspiró en los ensayos de Nestler para formular sus famosos experimentos con arvejas. La duda quedará sin resolver.
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Las leyes de Mendel y las arvejas
En 1854, el abad le permitió a Mendel planear un gran experimento sobre hibridación dentro de los jardines del monasterio. Mendel podría haber elegido todo tipo de plantas y animales para su experimento, pero prefirió las arvejas comunes por tres motivos:
- Existen muchas variedades diferentes de arvejas.
- Son fáciles de cuidar y de polinizar de forma controlada.
- La gran cantidad de germinaciones.

Al elegir experimentar con plantas, Mendel siguió un camino muy diferente al de otros biólogos famosos, como el médico Galeno de Pérgamo y sus disecciones de animales.
Tras recopilar algunos datos, Mendel centró su estudio en siete rasgos únicos:
- Altura de la planta
- Ubicación de la flor
- Color de la flor
- Color de la vaina inmadura
- Forma de la vaina
- Forma de la semilla
- Tono del tegumento
A través de la observación científica, Mendel notó que estos rasgos parecían ser heredados de forma independiente. Esto significa que indistintamente de la forma de la vaina de la planta madre (por ejemplo), una planta hija podía producir vainas de una forma o color diferente.
Primero se propuso descubrir qué produciría el cruce de semillas de diferentes formas. Obtuvo unos resultados muy claros: de las plantas de segunda generación, una de cada cuatro mostraba rasgos dominantes y otra, rasgos recesivos. Las otras dos mostraron rasgos de ambas semillas (dominante y recesiva).
¿Cuáles son las leyes de Mendel?
Mendel llevó a cabo experimentos con arvejas que se basaban en la observación, la recopilación y el análisis de datos. Sus resultados llevaron al científico a formular sus famosas máximas sobre genética, las leyes de Mendel: Ley de Uniformidad, la Ley de Segregación y la Ley de Transmisión Independiente, que se resumen así:

- Primera ley de Mendel, el principio de la uniformidad: Al cruzar dos líneas puras, los descendientes de la primera generación son todos iguales entre sí.
- Segunda ley de Mendel, el principio de segregación: Los alelos de cada gen se separan; cada gameto lleva solo un alelo por gen.
- Tercera ley de Mendel, el principio de transmisión independiente: Durante la formación de los gametos, los genes con diferentes rasgos pueden separarse de forma independiente.
A tener en cuenta: En sus escritos originales, Mendel no utilizó palabras técnicas como "alelo" o "gameto". Estas fueron agregadas por científicos posteriores, seguidores de sus ideas, para simplificar sus leyes.
Gregor Mendel presentó su trabajo, titulado Experimentos sobre hibridación de plantas a la Sociedad de Historia Natural en 1865. Su informe obtuvo algunas críticas positivas en la prensa, pero los científicos lo ignoraron en gran medida. Cuando se publicó al año siguiente, la comunidad científica lo consideró como un trabajo sobre híbridos más que como herencia genética. Una vez más, sus esfuerzos fueron pasados ??por alto.

Durante los siguientes 35 años, solo otros tres biólogos citaron su trabajo. Muchos especulan que si Charles Darwin, el biólogo más famoso de todos, hubiera conocido la investigación de Mendel, su teoría de la evolución (y todo el campo de la genética) podría haberse desarrollado mucho antes.
El final, ¿sin gloria?, de Mendel
Gregor Mendel fue un hombre culto, apasionado por la ciencia y el descubrimiento. Unos 25 años después de entrar en el monasterio, se convirtió en abad y esto acabó con su vida como biólogo. Mientras luchaba contra el mundo administrativo de los impuestos y las regulaciones, junto con su salud cada vez más precaria, es probable que Gregor Mendel no tuviera ni el tiempo ni la energía para pasar horas en el jardín, registrando observaciones de nuevas hibridaciones.
Aun siendo que Mendel fue el biólogo, naturalista y botánico accidental que nos dio los términos "recesivo" y "dominante" para explicar cómo se expresan los genes, en vida nunca fue reconocido por su trabajo. Murió a los 61 años de nefritis en 1884.
A pesar del optimismo que tenía sobre sus experimentos (una vez le dijo a un amigo "mi momento de gloria llegará"), su trabajo cayó en el olvido durante años tras su muerte. No fue hasta 1900, gracias al botánico y genetista alemán Carl Erich Correns, en colaboración con el botánico holandés Hugo de Vries, que el trabajo de Mendel recuperó el centro de atención.
Una vez que el equipo botánico alemán-suizo abrió las compuertas, científicos, botánicos y genetistas de todo el mundo se interesaron por el trabajo de Mendel. Sus ideas calaron fuerte en los círculos científicos y especialistas de todas las áreas interpretaron, rebatieron y comprobaron las leyes de Mendel.
Por ejemplo, el biólogo evolucionista inglés Raphael Weldon y el bioestadístico Karl Pearson filtraron los descubrimientos de Mendel a través de la lente de la estadística. R.A. Fischer, un estadístico y genetista británico también hizo algunas contribuciones. Y, al añadir la teoría de la selección natural de Darwin a la mezcla, se completó la definición actual de biología evolutiva.

En 1913, casi 30 años después de la muerte de Mendel, los científicos y botánicos se habían establecido en dos campos: los mendelianos y los darwinianos. Después, llegó el zoólogo estadounidense Thomas Hunt Morgan, quien descubrió dónde se encuentran los genes en los cromosomas, poniendo nuevamente en duda la teoría de Mendel de la transmisión de rasgos independientes. Y así, la ciencia continúa su camino...
"Mi momento de gloria llegará", confió una vez Gregor Mendel. No vivió para ver cumplida su profecía, pero no podemos negar que finalmente llegó. Sin buscarlo, Mendel postuló una estructura de pensamiento que sentó las bases para la genética moderna, y por eso se lo considera el padre de esta ciencia. Y quien dice, tal vez este siga siendo su título por siglos, así como lo conocemos a Hipócrates, el "padre de la medicina".